Dios como centro de nuestro pensamiento, obras y deseos

ENERO 25




Dios te ha hecho completo: te ha dado cabeza, manos y corazón; la cabeza para pensar, las manos para obrar, el corazón para sentir.

Necesitas de las tres cosas; no pretendas desprenderte de ninguna de ellas, pues quedarías incompleto, imperfecto: no serías hombre.

No puedes prescindir de la cabeza, pues entonces tus obras serían imprudentes y podrían llevarte al fracaso; no puedes prescindir de las obras, pues, de lo contrario, tus pensamientos quedarían estériles e infecundos; no puedes olvidarte del corazón, pues tus pensamientos y tus obras resultarían muy fríos y por lo mismo no serían humanos.

Ni cabeza sin manos y sin corazón; ni manos sin pensamientos y sin corazón; ni corazón sin ideas y obras. La cabeza, para pensar; las manos, para obrar; el corazón, para sentir.

Y pensando, obrando y sintiendo llegarás a ser íntegramente hombre.

Dios como centro de nuestro pensamiento, obras y deseos; así nos iremos despojando de nuestro propio yo, para dejarnos saturar y absorber por la divinidad.

"Mejor es refugiarse en Yahvéh, que confiar en el hombre" (Salmo 118, 8). "Líbrame, Yahvéh, del hombre malo, del hombre violento guárdame"
 (Salmo 140, 2 ss).





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