ENERO 19
Indudablemente, todos debemos morir, pero no todos morimos lo mismo.
Tú has de vivir de tal forma que, cuando tú mueras, lloren los demás y tú puedas reír; triste y trágico sería que, al morir tú, las lágrimas fueran tuyas y las alegrías
ajenas.
La nobleza de la vida no está ni en el nacer, ni en el morir, sino en el vivir, en el modo de vivir y en el para qué morir. El índice de nuestra vida no lo da el vivir, sino el sentido que sabemos darle a nuestra vida. Por eso en la vida no tienes que hacer lo que te agrada, sino lo que más tarde te agradará haber hecho.
"Yo quisiera", nada hizo; "intentaré", ha hecho grandes cosas; "quiero", hizo milagros. La vida es lucha, pero la lucha es vida. La vida sólo decepciona a quienes no esperan bastante de ella.
El verdadero sentido de la vida es "la Vida de la gracia". Lo explica bien San Juan, cuando dice:
"Esta es la Vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo" (Jn, 17, 3).
"En la senda de la justicia están la paz y la unidad" (Prov, 12, 28).
"Quien a Dios tiene -dice Teresa de Jesús-, nada le falta"; nosotros repetimos que nada nos asusta, estando con Cristo.
Indudablemente, todos debemos morir, pero no todos morimos lo mismo.
Tú has de vivir de tal forma que, cuando tú mueras, lloren los demás y tú puedas reír; triste y trágico sería que, al morir tú, las lágrimas fueran tuyas y las alegrías
ajenas.
La nobleza de la vida no está ni en el nacer, ni en el morir, sino en el vivir, en el modo de vivir y en el para qué morir. El índice de nuestra vida no lo da el vivir, sino el sentido que sabemos darle a nuestra vida. Por eso en la vida no tienes que hacer lo que te agrada, sino lo que más tarde te agradará haber hecho.
"Yo quisiera", nada hizo; "intentaré", ha hecho grandes cosas; "quiero", hizo milagros. La vida es lucha, pero la lucha es vida. La vida sólo decepciona a quienes no esperan bastante de ella.
El verdadero sentido de la vida es "la Vida de la gracia". Lo explica bien San Juan, cuando dice:
"Esta es la Vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo" (Jn, 17, 3).
"En la senda de la justicia están la paz y la unidad" (Prov, 12, 28).
"Quien a Dios tiene -dice Teresa de Jesús-, nada le falta"; nosotros repetimos que nada nos asusta, estando con Cristo.