ABRIL 4
Razonamos con frecuencia. No tan frecuentemente tenemos razón, porque son dos cosas muy distintas razonar y tener razón.
Razonamos cuando discurrimos y defendemos nuestra posición, damos argumentos para hacer ver que nuestra actitud es la más correcta, la más conveniente, la única que debe imponerse.
Eso es razonar: dar razones,presentar argumentos.
Pero no siempre que razonamos tenemos razón; porque a veces hasta nosotros mismos sospechamos que no tenemos razón y sin embargo, seguimos en nuestra posición, la defendemos pese a todo.
¿Por qué será? ¿No habrá allí buena dosis de soberbia, de engreimiento, de orgullo que nos impide dar el brazo a torcer? ¿Y no empleamos entonces la razón, en nuestras argumentaciones, precisamente para cohonestar una sinrazón?
Los argumentos siempre necesitan de la razón para ser verdaderos y honestos. La razón no siempre necesita de los argumentos, pues se impone por sí misma, por su misma fuerza, por el peso de la verdad.
Razonamos cuando discurrimos y defendemos nuestra posición, damos argumentos para hacer ver que nuestra actitud es la más correcta, la más conveniente, la única que debe imponerse.
Eso es razonar: dar razones,presentar argumentos.
Pero no siempre que razonamos tenemos razón; porque a veces hasta nosotros mismos sospechamos que no tenemos razón y sin embargo, seguimos en nuestra posición, la defendemos pese a todo.
¿Por qué será? ¿No habrá allí buena dosis de soberbia, de engreimiento, de orgullo que nos impide dar el brazo a torcer? ¿Y no empleamos entonces la razón, en nuestras argumentaciones, precisamente para cohonestar una sinrazón?
Los argumentos siempre necesitan de la razón para ser verdaderos y honestos. La razón no siempre necesita de los argumentos, pues se impone por sí misma, por su misma fuerza, por el peso de la verdad.
"Os exhorto a que viváis
de una manera digna de la vocación
con que habéis sido llamados,
con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor,
poniendo empeño en conservar
la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz"
(Ef, 4, 1-2)