FEBRERO 4
No es posible ser acepto a todos;
mientras unos aplaudirán nuestras obras,
otros las rechazarán.
Si eres bueno, los que no lo son, te rechazarán
y si eres como ellos, te rechazará Dios.
Si eres justo, serás perseguido por los injustos
pero si eres injusto, los justos sufrirán por ti,
Si te muestras soberbio y altivo,
los humildes no podrán aplaudirte
aunque, si eres humilde,
te verás despreciado por los soberbios.
Si te preocupas por losdemás,
los egoístas se reirán de ti y te tildarán de loco
y si dejas que el egoísmo invada tu vida,
los que sufren esperarán tu ayuda inútilmente.
Debes elegir lo que prefieres para tu vida:
ser aceptado por los malos,
por los soberbios y egoístas,
o ser como los buenos, como los humildes,
como los que se sacrifican por los demás.
Y en último término,
si quieres ser rechazado por Dios,
o ser aceptado por El.
Ni a Cristo mismo le aceptaron todos
y como los discípulos no pueden ser de distinta condición que el Maestro,
los cristianos debemos estar dispuestos a ser rechazados por el mundo y los mundanos.
mientras unos aplaudirán nuestras obras,
otros las rechazarán.
Si eres bueno, los que no lo son, te rechazarán
y si eres como ellos, te rechazará Dios.
Si eres justo, serás perseguido por los injustos
pero si eres injusto, los justos sufrirán por ti,
Si te muestras soberbio y altivo,
los humildes no podrán aplaudirte
aunque, si eres humilde,
te verás despreciado por los soberbios.
Si te preocupas por losdemás,
los egoístas se reirán de ti y te tildarán de loco
y si dejas que el egoísmo invada tu vida,
los que sufren esperarán tu ayuda inútilmente.
Debes elegir lo que prefieres para tu vida:
ser aceptado por los malos,
por los soberbios y egoístas,
o ser como los buenos, como los humildes,
como los que se sacrifican por los demás.
Y en último término,
si quieres ser rechazado por Dios,
o ser aceptado por El.
Ni a Cristo mismo le aceptaron todos
y como los discípulos no pueden ser de distinta condición que el Maestro,
los cristianos debemos estar dispuestos a ser rechazados por el mundo y los mundanos.
"Seréis odiados de todos a causa de mi Nombre;
pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas"
(Lc, 21, 17-19)