El dominio propio es el secreto de la vida

ENERO 11



Cuando vas por la ruta con tu coche a alta velocidad, vas con cierta tranquilidad si sabes que el coche responde bien.

Tu vida es eso: un coche lanzado a alta velocidad; debes conservar la calma y el dominio de tu vida; debes dominar siempre la situación en que te halles.

Cuando manejas tu coche, por más que éste te responda, si no eres dueño de tus nervios, si tus reflejos son tardíos, estarás al borde de la catástrofe.

Tu vida tendrá muchos encontronazos, si no eres dueño de ti mismo, si no dominas tus instintos, si no frenas tus impulsos.

El dominio propio es el secreto de la vida; saber ir adonde se quiere; eso es control propio, eso es dominio, eso es mandar uno en la propia vida, eso es éxito.

¿Sabes dominarte? ¿Eres dueño de ti mismo? O, por el contrario, ¿te dominan tus pasiones, tus instintos, tus nervios? Cuidado, porque puede estar muy cerca la catástrofe irremediable.

El pensamiento de Dios será el mejor freno para tus instintos; saber que Dios está contigo, te acompaña.


"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"
(Mt., 16, 24).


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