FEBRERO 14
No hace mucho se conoció y difundió una canción que llevaba este título: Vivo cantando
. Y no está mal, porque la vida tiene que ser un canto, así como el canto debe tener vida.
Desde luego, que cada uno de nosotros elige el tono de la canción d esu vida: el tono triste menor de la endecha, o el tono mayor de la alegría.
Los que eligen el tono lúgubre de la queja: "¡Qué mal está el mundo!","¡Cada vez vamos peor!", "¡Dónde vamos a parar!", están difundiendo a su alrededor el pesimismo, el derrotismo.
Hay que preferir el sostenido al bemol: la alegría, el entusiasmo, la fe, la esperanza, la caridad.
Hay que vivir cantando, desparramando a nuestro alrededor las notas del jilguero y no el chirriar del gorrión; disipando sombras y no amontonando nubes; proyectando haces de luz y no hundiéndonos en las tinieblas.
Porque debe ser cosa muy triste caminar por las tinieblas, sin saber ni dónde nos hallamos ni a dónde vamos.
Cristo es la luz que ilumina y es el camino que debemos seguir para no extraviarnos.
Con una santa alegría, alejando cobardías, llevaremos a tu Reino a nuestra nación querida.
No hace mucho se conoció y difundió una canción que llevaba este título: Vivo cantando
. Y no está mal, porque la vida tiene que ser un canto, así como el canto debe tener vida.
Desde luego, que cada uno de nosotros elige el tono de la canción d esu vida: el tono triste menor de la endecha, o el tono mayor de la alegría.
Los que eligen el tono lúgubre de la queja: "¡Qué mal está el mundo!","¡Cada vez vamos peor!", "¡Dónde vamos a parar!", están difundiendo a su alrededor el pesimismo, el derrotismo.
Hay que preferir el sostenido al bemol: la alegría, el entusiasmo, la fe, la esperanza, la caridad.
Hay que vivir cantando, desparramando a nuestro alrededor las notas del jilguero y no el chirriar del gorrión; disipando sombras y no amontonando nubes; proyectando haces de luz y no hundiéndonos en las tinieblas.
Porque debe ser cosa muy triste caminar por las tinieblas, sin saber ni dónde nos hallamos ni a dónde vamos.
Cristo es la luz que ilumina y es el camino que debemos seguir para no extraviarnos.
"Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados,
y yo os aliviaré"
(Mt, 11,28).
Con una santa alegría, alejando cobardías, llevaremos a tu Reino a nuestra nación querida.