Las apariencias engañan

MARZO 9


Hay no pocas cosas, que suenan a verdaderas, pero no son verdad.

Otras aparecen buenas, pero no lo son. Será importante que aprendas a distinguir una cosa de otra, porque no aprovecha lo que aparece, sino lo que es.

La superficie y la profundidad, el aparecer y el ser, la apariencia y la realidad, lo exterior y lo interior, lo que ve el hombre y lo que juzga Dios. Son binomios de los que el hombre no podrá desprenderse en absoluto.

Algunos se creen incapaces de ser buenos, porque se creen incapaces de superarse y en realidad no llegan a ser mejores,  porque no tratan de superar su incapacidad.

Otros sienten que no se superan porque no se superan de golpe y en un solo momento, cuando en realidad se superarían, si trataran de hacerlo poco a poco. No se superan en las grandes cosas, porque no se esfuerzan en superarse en las cosas comunes y sencillas.

Dios no se deja engañar por las apariencias;
el hombre sí, pues es lo único que alcanza a divisar;
en cambio, "Dios escruta corazones y entrañas"
(Salmo 7,10)

"Yo, Yahvéh, exploro el corazón,
pruebo los riñones, para dar a cada cual su camino,
según el fruto de sus obras"
(Jer 17,10)



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