OCTUBRE 20

Indudablemente la prueba convincente de que uno ama de veras, es cuando sufre por la persona o por el ideal que ama.
El sufrimiento acrisola el amor y lo hace más puro y generoso; no debemos quejamos nunca de que debamos sacrificamos por aquellas cosas o personas que amamos.
Si no quieres sufrir, renuncia a amar.
Pero si no amas, ¿me puedes decir para qué quieres vivir?
Ahí tienes tres realidades, que en último término no son más que una sola: sufrir, amar, vivir.
Cámbialas, si deseas, de orden: vivir, amar, sufrir... o como tú quieras. Pero siempre habrá entre ellas una conexión que las vuelve inseparables.
No te fijes tanto en que estás sufriendo; fíjate más bien en que estás amando, o en que estás viviendo; entonces el sufrimiento tendrá otro sentido y tú cobrarás mayores fuerzas.
"La Iglesia Madre no cesa de orar, esperar y trabajar
y exhorta a sus hijos a la purificación y renovación, a fin de que la señal de Cristo
resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia"
(LG, 15).
La purificación nunca se realiza sin dolor; acepta tu dolor, como acto de purificación.
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