Felices los afligidos


MAYO 13


"Felices los afligidos, porque serán consolados".

Bienaventuranza difícil de comprender, pero que encierra todo un secreto de verdadera felicidad.

Los afligidos, los que lloran, los que se sienten deprimidos y angustiados; todos los hombres deben gustar esos momentos amargos en determinadas circunstancias de su vida; el dolor físico o el dolor moral se prenden de nosotros, atenazan nuestras carnes o se prenden de nuestro espíritu: muerden, desgarran, laceran.

La enfermedad, el malestar, el accidente que troncha una vida o la deja lastimada; lo mismo que la incomprensión de nuestros más cercanos, el olvido de nuestros seres queridos, las relaciones tirantes, los trato sagrios... en fin, todo un mundo de dolor, de amargura

Felices cuantos sufren, porque ellos serán consolados con el consuelo de Dios.
Cuando todo resulta ineficaz, cuando nada en la tierra puede ser un lenitivo, es entonces cuando Dios aparece en el espíritu del hombre y lo calma y lo consuela y llega a hacerlo feliz.


"Yahvéh ha oído la voz de mis sollozos, 
Yahvéh ha oído mi súplica. 
Yahvéh acoge mi oración"
(Salmo 6, 9).


"Dios pondrá su morada entre los hombres,
 y ellos serán su pueblo y El, Dios-con-ellos, será su Dios. 
Y enjugará toda lágrima de sus ojos"
(Apoc, 21,3-4).


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